agradecemos a olga su invitación a unirnos a la escursión ....
En la recorrida por las prolijas veredas de esta estación intermedia del Pan de Azúcar nos encontramos con murales de especies vegetales que crean rincones de descanso para los visitantes, con tiendas donde se venden prendas con estampas del lugar, otras donde se ofrecen las típicas ojotas o se exhiben bellas artesanías en piedras semipreciosas.
Vamos a visitar la barra de la confitería. Un guaraná para mí!
Al asomarnos desde la altura, descubrimos porciones diferentes de esta ciudad que para su fundador, Gaspar de Lemos, nacía a la orilla de un río; cuando la realidad geográfica la ubica en un tramo de la Bahía de Guanabara.
Miren! Allí está el Corcovado. Parece que hoy las nubes llegan con retraso!
Las nubes! - exclama Mari, nuestra guía - Saben? Aquí las nubes son transeuntes cotidianos, y pasan muy bajito. La historia cuenta que gracias a ellas, los antiguos pobladores pudieron ocultarse de los franceses que pretendían apropiarse de estas tierras y derrotarlos definitivamente. Más tarde les mostraré un mural donde se representa ese momento.
Ya en el telesférico iniciamos otro tramo del ascenso... El temor ha desaparecido y vamos atentos a cada detalle del espectáculo que tan buena ventana nos proporciona.
Desde la altura, el yate parece descorrer los paños de un enorme telón para descubrir... que el cielo sigue reflejándose aún por debajo de él.
La enorme ciudad se muestra sinuosa, ondulante, dispersa.
Aquí tambièn hay locales con muestras de artesanías.
Esta exhibición de aves me recuerda las fotos de los periquitos que suele enviarme el avitomas!
Aquí también hay lugar para la escultura. Mari, nos muestra esta represenación muy femenina que provocativamente se asoma en el punto limítrofe del lìmite del peñasco.
Nos quedan unos pocos minutos. Es mejor ir caminando hacia la estación del telesférico.
Pronto nos llamarán para iniciar el descenso.
Un abrazo
Olga C.
