Hay días que empiezan de una manera especial algunas veces basta con pequeño detalle para que todo se haga amable y así fue, bajaba por el caminito de la playa cuando junto a un manantial que llega hasta el mar estaba una niñita de unos diez o doce años esperando a su abuela ( supongo) que caminaba algo más atrás, la pequeña me saludo con un buenos días tan bonito que espere después a que ambas me alcanzaran para agradecerles el detalle, a su abuela le dije esta niña me ha saludado de un modo tan bonito que no tengo más remedio que felicitarla por el regalo de la niña, la niña me regalo entonces una sonrisa y así fue como cambio mi diá.
Algunas veces he pensado que los niños conservan esa frescura especial hasta los ocho o los nueve años, en la que son frescos espontáneos y muchísimas veces sabios, a partir de esa edad nos imitan y muchos de ellos se hacen verdaderos atontados cuando empiezan a imitarnos captando y aplicando la mayor parte de las tonterías que cometemos los adultos que se le va hacer seguro que yo también lo hice.
Pero hoy esa peque me alegro el día y tengo que reconocer que me alegro el día con su alegre saludo si hubiera llevado en mi mano una flor se la hubiera regalado ya se que nunca le va a llegar la flor que le dedico junto a estas líneas, pero obliga y valla hasta ella la flor con la esperanza de que al madurar como una rosa no pierda esa sonrisa y la siembre por siempre.
Para esa niña.
Sant Pol de Mar, 17 de Julio 2008-07-17
Esteban Mediterráneo.
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